Corría el año 1993, estaba terminando mis estudios de maestría en una universidad de Arizona, y con unos amigos, decidimos que uno de los productos que debíamos importar para introducir en los Estados Unidos era la quinua. Nos pusimos manos a la obra y contactamos exportadores peruanos; pero, desafortunadamente no conseguimos quinua peruana pero sí quinua boliviana. Los estudios me impidieron seguir con la idea, lo que probablemente fue un error. 10 años después, la quinua comenzó a hacerse más popular; tanto así que, el 2013, ha sido declarado como el “Año Internacional de la Quinua”, por las Naciones Unidas. (Crasso error el del estudiante y del supuesto visionario; ya que este último, no es el que tiene una idea, sino el que implementa “esa” idea). Actualmente el Perú exporta 35 millones de dólares en quinua. Para darnos una idea, el pisco, -del que tanto hablamos- exporta al año sólo 4 millones de dólares.
El crecimiento de las exportaciones de quinua no sólo ha beneficiado al Perú, sino también a Bolivia, país que a su vez ha experimentado un crecimiento exponencial tanto en los montos exportados como en las hectáreas dedicadas al cultivo de dicho grano. Por ejemplo, el 2006 Bolivia ya exportaba cerca de 9 millones de dólares, monto que ahora logra en menos de 2 meses; cifra que podemos comparar con los 75 millones de dólares de exportaciones en el 2012. También tiene planeado pasar de 60,000 mil hectáreas de cultivo a 100,000.
La quinua es un grano originario de la zona altiplánica de la Cordillera de los Andes y es el único alimento que posee todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas que el organismo humano necesita; y tiene también la capacidad de adaptarse a diferentes ambientes ecológicos y climas. Es resistente a la sequía, a los suelos pobres y a la elevada salinidad; se puede cultivar desde el nivel del mar hasta una altitud de 4, 000 metros sobre el nivel del mar; por lo que podría desempeñar un papel importante en la erradicación del hambre y la desnutrición en el mundo. Lo paradójico es que el éxito en los mercados internacionales de la quinua ha sido tal, que ocasionó que el precio en el mercado local se incremente; de modo que, lo que pudo convertirse en la solución alimentaria para una dieta rica en proteínas en nuestro país -que aún tiene problemas de desnutrición infantil, sobretodo en la región andina- se ha convertido en un grano de lujo que se come en los restaurantes gourmets más exclusivos, y que ya no está al alcance de la ama de casa promedio.
Considerado entre los cultivos más antiguos de la región andina, por su alto poder proteínico la NASA ha incluido este grano en la dieta de sus astronautas. Por lo tanto, aunque cueste… ¡¡¡A comer quinua!!!